lunes, 30 de julio de 2007

Shag. Un artista retrofuturista entre la ilustración y la plástica

Por Guillermo Crompton





Refugiándome de la peor tormenta de nieve que azotó Chicago en los últimos veinte años, durante la Navidad del 2005 entré a la Virgin Megastore de Michigan Avenue. Ni la música ni los DVD me llaman mucho, de manera que, como la nevada no paraba, subí al segundo piso de la tienda, donde, relegada por todo tipo de parafernalia rockera, existe una sección de librería. Curioseando entre los estantes mientras juntaba coraje para volver a la calle, me topé con un libro de formato rectangular con llamativas ilustraciones en su portada, que, de inmediato atrajeron mi atención, produciéndome una fuerte sensación de deja vu.

Tales las circunstancias de mi, improbable y fortuito, primer encuentro con Shag. Josh Agle, tal su verdadero nombre, nació en 1962, en el seno de una extensa familia de mormones practicantes, y es uno de los exponentes más reconocidos y exitosos del Low-Brow Art[1], pese a su tardía incorporación a ésta corriente artística




Aunque poco tiempo después de graduarse de contador, Shag colgó el diploma y se dedicó durante varios años a realizar ilustraciones comerciales (greeting cards, anuncios gráficos, t-shirts, covers de CD, etiquetas de bebidas, etc... ) con bastante éxito, recién en 1996 se atrevió a pintar y exponer obra artística, participando en una muestra colectiva celebrada en el alma mater del Low Brow Art, la galería La Luz de Jesús, de Los Angeles, California. La totalidad de los cuadros expuestos por Shag se vendieron el día de la inauguración, lo que se repitió y repite invariablemente en todas las exposiciones que lleva hasta el día de la fecha en lugares como Tokio, Sydney, Londres, Paris, New York, entre otras megápolis. Pese a la hiperproductividad que lo caracteriza – todos los días, llueva o truene, se encuentre donde se encuentre, dedica ocho horas a pintar - y al constante aumento del precio de sus cuadros, Shag mantiene una lista de espera de más de doscientos compradores.





Con una paleta de colores ácidos – que intuyo indicio de excursiones psiconaúticas – Shag aborda una temática tan extravagante como variada. Con sorprendente maestría, su técnica le permite unificar tópicos aparentemente inconciliables como el arte Tiki[2], episodios de la mitología griega, iconografía de películas de espías (onda CIPOL o aquella “Casino Royale” con David Niven como Bond), escenas del jet set (fiestas de disfraces, opulentos interiores californianos, pistas y refugios de ski, exteriores europeos) y del ambiente del jazz (cabarets, bares, músicos callejeros) u homenajes a pintores, músicos y artistas. En el consistente universo de Shag, los diversos mundos creados por éste son absolutamente armónicos y compatibles, resultando naturales y casi obvias las combinaciones más insólitas.






Aunque en la obra de Shag se percibe claramente la influencia de varios ilustradores americanos, especialmente de Jim Flora[3], es indiscutible que tiene un estilo propio, tan original como potente. Por ello no tiene empacho en admitir tales influencias ni en rendirles homenaje, tal como hizo en “On the Shoulders of Giants”[4] una importante exposición celebrada simultáneamente en galerías de Melbourne y Sydney, durante abril y mayo del 2006 (la obra allí expuesta se puede ver en http://www.shag.com/).




A caballo entre el arte gráfico y la plástica, Shag trabaja con una elaborada estética retrofuturista que refleja cómo imaginaban, en los años sesenta, las décadas venideras.




Los protagonistas masculinos de Shag se caracterizan tanto por su virilidad (mandíbulas cuadradas y anchas espaldas) y distinción (sueteres de cuello alto y blazers cruzados) como por su gozosa y sensual actitud; mientras que al lado de sus mujeres, las famosas chicas de Divito[5] lucen como madonnas de Rubens o matronas de Botero con el sex appeal de Ayn Rand. Su ideal de belleza femenino – peinado imponente, pechos turgentes, cintura de avispa, suculentas posaderas, interminables y torneadas piernas, delicados tobillos - serían Elizabeth Montgomery[6] medio kilo antes de la anorexia clínica, o Barbara Feldon[7], pero sexy y en plan femme fatal, o, más cercana a nuestros días, la Nicole Kidman de “Eyes Wide Shut”.




La elegancia, joie de vivre y relajada despreocupación de los personajes retratados en las pinturas de Shag nos recuerdan - claro que onda californiana y swinging sixties - la composición ética de los drones eduardianos de los relatos de P.G. Wodehouse[8] . Toda su obra - reproduzca un cocktail vespertino, una escena Tiki o una disputa conyugal entre Adán y Eva – transmite un gozoso y vigorizante hedonismo. A esta impronta cool se agregan, otros elementos característicos del artista como un humor afilado y sutil; una imaginación inagotable, pródiga y libérrima; paisajes de ensueño y lujosos y sofisticados interiores; personajes enigmáticos pero plenos de carisma, glamour y charme; composiciones simples y simétricas; un trazo dinámico y estilizado en el dibujo y el uso de un color vibrante en distintos matices como soporte principal de cada obra, al que integra otro, que contrasta o complementa al primero.




El espíritu de los cuadros de Shag aunque claramente epicúreo, evita tanto los desvíos cirenaicos como los excesos sibaritas y nada tiene de escapista. En cada obra el deleite y el goce están equilibrados por un algún pequeño detalle, incongruente y fantástico, que nos produce una alarmante y creciente inquietud. Un diminuto violinista enjaulado en un rincón del living, una grieta que se abre en aquel lago helado, diabólicas sombras chinescas proyectadas sobre esta ventana, perros feroces en jardines paradisíacos, animales salvajes paseando por down town, un hambriento yeti merodeando el ski lodge, monstruos diversos compartiendo la cama con inocentes beldades, calaveras y diablitos acechando en los márgenes del escenario, un homínido de cuatro ojos en la cuna del bebé. Todas y cada una de las pinturas de Shag contiene un elemento intrigante y perturbador que, singularmente, no perjudica su concordia ni impide su goce sino que los fortalece.




Es tan fuerte y evidente la intención narrativa de Shag, que me hace suponer que cada obra pretende decirnos algo importante, transmitirnos algún mensaje o consigna muy urgentes, que no llego a comprender. Sólo percibo en sus pinturas una invitación, intensa y poderosa, a saltar hacia los distintos mundos que nos propone y a disfrutarlos antes que el hielo del lago se resquebraje, que el abominable yeti nos ataque, que los siniestros esqueletos nos abracen. En definitiva, a disfrutar la Vida – ese coloreado y sabroso cocktail, las voluptuosas bailarinas hawaianas, el solo de jazz que toca el trompetista - antes de que irrumpa la inoportuna y omnipresente Muerte.





[1] A mediados de los setenta, un grupo de artistas plásticos californianos, la mayoría de ellos cultores de algún tipo de surrealismo pop, comenzaron a autodenominarse Low Brow Artists (artistas menores) reivindicando orgullosamente la influencia en sus trabajos de la publicidad, las historietas (comics), los dibujos animados (cartoons), la psicodelia (LSD, psilocibina), el rock, los graffiti y una nutrida cantidad de fuentes no tradicionales de inspiración. Varios de estos artistas – entre ellos Mark Ryden (cuyos principales coleccionistas son Tim Burton y Stephen King), Robert Williams y Coop – han alcanzado la consagración a nivel internacional.

[2] Tiki, es el nombre de origen maorí con que son conocidas las grandes figuras talladas en madera por distintas culturas polinesias, entre ellas la hawaiana. Por extensión es conocido como Tiki, la ambientación exótica de origen polinesio – grandes y coloridas flores, antorchas, bailarinas hula-hula, muebles de rattan, tragos exóticos y coloridos – que tuvo su cuarto de hora en EEUU durante los cincuenta y sesenta y que todavía mantiene cierta vigencia residual.

[3] Jim Flora (1914 – 1984) fue tal vez el portadista de discos de jazz más importante del siglo pasado. Su obra se puede disfrutar en http://www.jimflora.com/

[4] Referencia a la sentencia “Somos como enanos parados sobre los hombros de gigantes, por eso podemos ver más y más lejos que nuestros antecesores”, que se atribuye a Bernardo de Chartres, filósofo francés del siglo XII.

[5] Guillermo “Willy” Divito (1914 – 1969), dibujante argentino que, formado en la escuela e de la revista “Patoruzù” dirigida por el legendario Dante Quinterno, fue el creador de personajes como el Dr. Merengue, Fulmine y Pochita Mofroni, además de fundador, en 1944, de la revista “Rico Tipo”, la que llegó a vender 350.000 ejemplares semanales y es todavía recordada por sus ampulosas “chicas”, que dibujadas a imagen y semejanza de Bettie Page y otras pin up girls, todavía ocupan un lugar mítico en el imaginario porteño.

[6] Samantha, aquella bruja rubia que, con tanta gracia, fruncía la nariz en la serie “Hechizada”

[7] La encantadora Agente 99 del “Super Agente 86”

[8] Jóvenes calaveras ("zánganos") ingleses de principios del siglo XX de una frivolidad tan vacua como inocente. Bertie Woorster, cuyo ayuda de cámara era el famoso Jeeves, y sus compañeros de club son los prototipos del género.



La primera versión de ésta nota fue publicada en la edición de diciembre de 2006 de la revista Negra.


13 comentarios:

Anónimo dijo...

ta bueno shag y me gusto tu nota crompton}
me podes decir de donde bajaste las imagenes ?

Anónimo dijo...

Muy linda la nota y las ilustraciones. Tu blog no es blogero, parece una revista. Demasiados largos los posteos ¡ y demasiado bien escritos! :-)

Anónimo dijo...

Muy bueno, Crompton, mirá vos, también sabés de esto. ¿Para LLP?

El Hombre Ilustrado dijo...

gracias

Anónimo dijo...

CROMPTON, ¡Feliz cumpleaños!

TODOS TE RECLAMAN en LLP.
¿Dónde estás?

Anónimo dijo...

Tendrías que ser crítico de arte en un medio gráfico como Ñ. Hacía tiempo que no leía una nota tan fresca sobre un artista. Felicitaciones.

Anónimo dijo...

cuánto hace que no posteas nada crompton ?

dejá de facturar y ponete las pilas

Marta Repupilli dijo...

los dibujos de Shag son estupendos...

Anónimo dijo...

copado shag y copado el cuento de bioy, ¡ queremos más posteos !

Estrella dijo...

Otra vez te hiciste humo, no aparecés ni acá ni allá. Se te extraña.
Saludos!

Estrella dijo...

¿¿Abandonaste el blog?? ¿¿LO borro de Mis favoritos??

... dijo...

Hola, Crompton,

Se que seguramente no tienes tiempo para actualizar este maravilloso blog, pero no obstante te he dado un premio, a ver si se obra el milagro...

http://usafari.blogspot.com/2008/02/arte-y-pico-award.html

Anónimo dijo...

te recomiendo las ilustraciones de jordi lavanda